Sobre la «ley mordaza”.
El texto del proyecto de ley orgánica de Seguridad Ciudadana ha sido aprobado en el Congreso de los Diputados por 181 votos a favor y 141 votos en contra. La norma será enviada al Senado para su aprobación por este órgano, lo cual constituye un trámite burocrático más que democrático, porqué, como todos sabemos, el Senado aprobará dicha normativa sin ningún tipo de miramiento. Diversas plataformas ciudadanas y agentes jurídicos (en especial numerosos Jueces y Magistrados) han criticado su aprobación puesto que constituye un retroceso en el ejercicio de derechos y libertades fundamentales. En su exposición de motivos, se indica textualmente La perspectiva que el transcurso del tiempo ofrece de las virtudes y carencias de las normas jurídicas, los cambios sociales operados en nuestro país, las nuevas formas de poner en riesgo la seguridad y la tranquilidad ciudadanas, los nuevos contenidos que las demandas sociales incluyen en este concepto, la imperiosa necesidad de actualización del régimen sancionador o la conveniencia de incorporar la jurisprudencia constitucional en esta materia justifican sobradamente un cambio legislativo. Libertad y seguridad constituyen un binomio clave para el buen funcionamiento de una sociedad democrática avanzada, siendo la seguridad un instrumento al servicio de la garantía de derechos y libertades y no un fin en sí mismo.
Para conseguir la seguridad y tranquilidad ciudadanas y, en definitiva, un buen funcionamiento de una sociedad democrática avanzada el texto propone las siguientes medidas: aumento del número de infracciones (que pasan de 30 del anterior texto, a 57), con sanciones desproporcionadas y desvinculadas de la situación económica del infractor, despenalización de conductas que constituían faltas juzgadas por la jurisdicción penal para incluirlas en infracciones administrativas y evitar el control judicial (enviando a los ciudadanos a la jurisdicción contenciosa, más lenta y costosa al exigir abogado y procurador y el abono de tasa judicial), creación de conductas de “mero riesgo” o “amenaza contra la seguridad ciudadana” sin concreción alguna, dejando en manos de los agentes de las Fuerzas de Seguridad la interpretación o percepción de dicho peligro, la persecución de formas de protesta ciudadanas, y, en general, la ampliación de discrecionalidad a los agentes de policía para efectuar controles y registros corporales, con impunidad de los agentes de la autoridad (a los que no se les exige ir identificados en sus actuaciones y a los que no se podrá fotografiar ni gravar) y, como colofón, la posibilidad de rechazar a los extranjeros detectados en la línea fronteriza intentando superar la frontera, lo que se ha venido llamando la “devolución en caliente”.
El Gobierno ha confeccionado el decálogo de “buen ciudadano”, identificándolo con aquél que, sumiso y silencioso, deja transcurrir la vida sin alterarse lo más mínimo, ni en lo que afecta a su vida personal, ni en lo relativo a la justicia social, ya que, con su conducta, no altera la seguridad y tranquilidad de la ciudadanía en general. Para decidir qué tipo de ciudadano quiere ser, en primer lugar, tiene que saber qué conductas le convierten en un elemento subversivo y alterador del orden público, por lo que, en primer lugar, y bajo ningún concepto, no se queje ni manifieste. En el supuesto de realizar un acto de tal trascendencia, sepa que continuará siendo “buen ciudadano” si no porta pancartas contra las instituciones contra las que se manifiesta, no coloca tenderetes en la vía pública para recoger firmas o facilitar información, no acampa para quejarse, no se reúne ante ninguna Institución parlamentaria para mostrar su malestar por las políticas creadas por los que allí trabajan (aunque no estén dentro), no cuelga pancartas ni banderas en edificios, no protesta ante el Banco que ha desahuciado a su vecino, o que ha vendido preferentes a sus abuelos dejándoles sin ahorros, no se encierra en la empresa para la que trabaja para quejarse por el ERE que le dejará en la calle, no corta el tráfico, no crea alarma social, no porta elementos susceptibles de alterar la seguridad ciudadana, no se niega a que le soliciten que se identifique o sea cacheado sin informarle del motivo de dicha intervención, si no se reúne o manifiesta en lugares en los que pudiere alterarse la seguridad ciudadana, o su coche no está estacionado en uno de esos lugares sospechosos de alteración, si no convoca o dirige una protesta pacífica en un lugar público, si no pierde el dni más de 3 veces en 5 años, si no enfoca un agente de la autoridad con una luz, o le fotografía o graba mientras se excede en sus funciones, no le canta la caña al político de turno al que han imputado por corrupción, no se manifiesta antes de ir a votar, o no lo hace con gorra, sombrero, casco o capucha, si no exhibe una pancarta o lanza una proclama en un acto electoral, mientras se producen votaciones o cuando se recuentan los votos, no se viste de bombero para protestar sobre la falta de recursos en la lucha contra los incendios, no cultiva plantas de marihuana en su casa y para su autoconsumo, no se suicida precipitándose desde un edificio, no practica nudismo o no juega a pelota en las plazas públicas, por poner algunos ejemplos. En los demás casos, no se relaje. Puede que también acabe sancionado, porque quizás tenía usted la intención de alterar el orden público, o su pensamiento ha sido determinante en la creación del riesgo percibido por el agente de policía en el ejercicio de sus funciones.
En mi opinión, esta ley sólo garantizará la seguridad y tranquilidad de aquéllos al servicio del capital y del poder que, en los últimos tiempos, ven cómo sus fechorías salen a la luz pública y son señalados y abucheados en nombre de la justicia social.
El text del projecte de llei orgànica de Seguretat Ciutadana ha estat aprovat al Congrés dels Diputats per 181 vots a favor i 141 vots en contra. La norma serà enviada al Senat per a la seva aprovació per aquest òrgan, la qual cosa constitueix un tràmit burocràtic més que democràtic, perquè, com tots sabem, el Senat aprovarà aquesta normativa sense cap tipus de mirament. Diverses plataformes ciutadanes i agents jurídics (especialment nombrosos Jutges i Magistrats) han criticat la seva aprovació, ja que constitueix una retrocés en l’exercici de drets i llibertats fonamentals. En la seva exposició de motius, s’indica textualment La perspectiva que el transcurs del temps ofereix de les virtuts i mancançes de les normes jurídiques, els canvis socials operats al nostre país, les noves formes de posar en risc la seguretat i la tranquil•litat ciutadanes, els nous continguts que les demandes socials inclouen en aquest concepte, la imperiosa necessitat d’actualització del règim sancionador o la conveniència d’incorporar la jurisprudència constitucional en aquesta matèria justifiquen de sobres un canvi legislatiu. Llibertat i seguretat constitueixen un binomi clau per al bon funcionament d’una societat democràtica avançada, essent la seguretat un instrument al servei de la garantia de drets i llibertats i no una finalitat en si mateixa.
Per tal d’ aconseguir la seguretat i tranquil•litat ciutadanes i, en definitiva, un bon funcionament d’una societat democràtica avançada , el text proposa les següents mesures: augment del nombre d’infraccions (que passen de 30 de l’anterior text, a 57), amb sancions desproporcionades i desvinculades de la situació econòmica de l’infractor, despenalització de conductes que constituïen faltes jutjades per la jurisdicció penal per incloure-les en infraccions administratives i evitar el control judicial (enviant als ciutadans a la jurisdicció contenciosa, més lenta i costosa en exigir advocat i procurador i abonament de taxa judicial), creació de conductes de “mer risc” o “amenaça contra la seguretat ciutadana” sense cap concreció, deixant en mans dels agents de les Forces de Seguretat la interpretació o percepció d’aquest perill, la persecució de formes de protesta ciutadanes, i, en general, l’ampliació de discrecionalitat als agents de policia per efectuar controls i registres corporals, amb impunitat dels agents de l’autoritat (als quals no se’ls exigeix anar identificats en les seves actuacions i als quals no es podrà fotografiar ni gravar) i, com a colofó, la possibilitat de rebutjar als estrangers detectats en la línia fronterera intentant superar la frontera, la “devolució en calent”.
El Govern ha confeccionat el decàleg de “bon ciutadà”, identificant-ho amb aquell que, submís i silenciós, deixa transcórrer la vida sense alterar-se gens ni mica, ni en el que afecta a la seva vida personal, ni quant a la justícia social, ja que, amb la seva conducta, no altera la seguretat i tranquil•litat de la ciutadania en general. Per decidir quin tipus de ciutadà vol ser, en primer lloc, ha de saber quines conductes li converteixen en un element subversiu i alterador de l’ordre públic, per la qual cosa, en primer lloc, i sota cap concepte, no es queixi ni manifesti. En el supòsit de realitzar un acte de tanta trascendència, sàpiga que continuarà sent “bon ciutadà” si no porta pancartes contra les institucions contra les quals es manifesta, no col•loca paradetes a la via pública per recollir signatures o facilitar informació, no acampa per queixar-se, no es reuneix davant cap Institució parlamentària per mostrar el seu malestar per les polítiques creades pels qui allà hi treballen (malgrat no hi siguin a dins), no penja pancartes ni banderes en edificis, no protesta davant el Banc que ha desnonat al seu veí, o que ha venut preferents als seus avis deixant-los sense estalvis, no es tanca en l’empresa per la qual treballa per queixar-se per l’ERO que el deixarà al carrer, no talla el trànsit, no crea alarma social, no porta elements susceptibles d’alterar la seguretat ciutadana, no es nega al fet que li sol•licitin que s’identifiqui o sigui escorcollat sense informar-li sobre el motiu de la intervenció, si no es reuneix o manifesta en llocs en els quals pogués alterar-se la seguretat ciutadana, o el seu cotxe no està estacionat en un d’aquests llocs sospitosos d’alteració, si no convoca o dirigeix una protesta pacífica en un lloc públic, si no perd el dni més de 3 vegades en 5 anys, si no enfoca un agent de l’autoritat amb una llum, o li fotografia o grava mentre s’excedeix en les seves funcions, no li canta la canya al polític de torn al que han imputat per corrupció, no es manifesta abans d’anar a votar, o no ho fa amb gorra, barret, casc o caputxa, si no exhibeix una pancarta o llança una proclama en un acte electoral, mentre es produeixen votacions o quan es compten els vots, no es vesteix de bomber per protestar sobre la falta de recursos en la lluita contra els incendis, no conrea plantes de marihuana a casa seva i pel seu autoconsum, no se suïcida precipitant-se des d’un edifici, no practica nudisme o no juga a pilota a les places públiques, per posar alguns exemples. En els altres casos, no es relaxi. Pot ser que també acabi sancionat, perquè potser tenia vosté la intenció d’alterar l’ordre públic o el seu pensament ha estat determinant en la creació del risc percebut per l’agent de policia en l’exercici de les seves funcions.
Al meu entendre, aquesta llei només garantirà la seguretat i tranquil•litat d’aquells al servei del capital i del poder que, en els últims temps, veuen com les seves malifetes surten a la llum pública i són assenyalats i esbroncats en nom de la justícia social.